Imagen tomada de Internet. |
Teresa vuelve a fumar
Diez años desde que abandonó esa cajetilla en la
mesilla de noche
Nueve tratamientos hormonales.
Ocho palizas a la salida de una discoteca.
Siete mil euros gastados en la sección de contactos de
El País.
Seis sesiones al año para mantener el colágeno en los
labios.
Cinco pelucas rubias.
Cuatro desengaños amorosos
Tres años ahorrando para una vaginoplastia por
inversión peneana que la llena de orgullo.
Dos personas en una cama con la luz encendida.
Un polvo increíble con el
primer hombre que le ha llamado Teresa sin dudar.
Abre el cajón
de la mesilla, saca la cajetilla de Camel, enciende un cigarrillo, aspira el
humo y dibuja una, dos, tres, cuatro,
cinco, seis, siete, ocho, nueve, diez volutas de humo tan perfectas que no sabe
si reír o llorar.
Me ha gustado mucho tu historia. A ver si hay suerte.
ResponderEliminarMuchas gracias. Bienvenido a mi nube
ResponderEliminarEs una pena que no hayas ganado pero quedar finalista es otro logro. Un relato de los tuyos, distinto a todo lo que se lee por ahí. Felicidades.
ResponderEliminarUsted que me quiere bien Ximens. El gañador tiene un texto buenisimo. Quedémonos con el hecho de que gracias a Zenda escribimos y le damos vida a los blogs. Un beso grande
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