De nuevo lo he dejado para el último día. Dejémoslo en que lo importante es llegar. Así que otra vez, sobre la campana, escribo mi participación en Esta Noche Te Cuento, cuya propuesta era esta fotografía de Vivian Maier
TREINTA SEGUNDOS
Escucha el hipnótico tintineo de
la moneda cayendo dentro de la máquina expendedora. Click. Elija fecha. Lugar.
Persona. 1995. Barcelona. Laura. Al instante la ve en el baño, secándose el
pelo. Nada más. El zumbido monocorde del secador. Treinta segundos. Otra
moneda. Click. 2001. Come una manzana, apoyada en el quicio de la puerta. Otra.
Click. 1989. Laura en la biblioteca de Derecho. Muerde el lápiz. La observa igual que lo hizo aquel día,
durante los treinta segundos anteriores a que él le hablase por primera vez. Click.
2022. Lo recuerda perfectamente. Una moneda desperdiciada. Es la boda de su
hija. Aquí ya estaban divorciados. Ella no le habló en todo el día. Treinta segundos
de Laura observando a su hija bailando el vals nupcial. Sonríe. Le quedan dos
monedas. 2007. Sentada en el cine. Intenta recordar la película. No puede. Laura
no ríe. Tampoco llora. Nunca lloraba en las películas. 2031. Laura dormida en
el tren, sobre el hombro de otro hombre. Veintiocho, veintinueve… treinta. Fundido
en negro.
Hurga en el bolsillo. Vuelve al andén
del metro. Se sienta sobre los cartones. “Una moneda, por favor”. Estira la
mano al paso de un hombre. “Por favor, una moneda”.