He abandonado a mi querida Rosa Gil durante un año, pero esta semana pasada participé por primera vez en el curso y he estado ahí acompañando a Belén Sáenz que ha ganado con un micro durísimo y que demuestra mucho oficio.
Yo os dejo mis Lecciones de anatomía,
Espero que os gusten.
Vuelvo a la costumbre de acompañar el micro con una fotografía, de mis hijas, hecha en El sendero del agua y que quedó finalista en el concurso que organizan allí entre los visitantes.
Lecciones de anatomía
Ayer encontré tu carta de despedida. Tras leerla cuidadosamente, la mastiqué y me la tragué para digerir bien la ruptura. Ahora, todas sus palabras circulan libremente por mi organismo, con resultados contradictorios. Tu nombre vive ahora en mis cuerdas vocales, así que de cada tres palabras que digo, una es Fernando. Tus amargos reproches habitan en mi estómago. Pronto desaparecerán. Pero lo mejor, sin duda, es ese “te quiero” que se ha posado en mi ventrículo izquierdo, aunque el “ya no” que le precedía ha subido hasta mis ojos y desde entonces los muy idiotas no han parado de llorar.
Esta noche te cuento.................que me voy al espacio. En concreto a Marte. Esta vez he intentado conjugar el cambio climático y los impuestos para tejer una historia de amor. Y creo que lo he conseguido.
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Imagen de Sara Lew |
Del amor, del IVA y del cambio climático.
Coincidimos en el teatro. Éramos los únicos que rompían la simetría de parejas que reinaba en la cola. Nos juntamos casi por inercia e iniciamos una conversación trivial. Hablamos del tiempo y de lo caras que estaban las entradas. Del IVA cultural. Nos reímos al coincidir en butacas contiguas. Y luego lo normal. Café, más charla, más cambio climático, más Montoro. Y el hotel.
¡Qué bien mentía!
Me dijo que me amaba. Bajito, susurrándomelo en la oreja izquierda mientras en la derecha se revolvían, inquietos, los gemidos broncos que coronaron su orgasmo. Y que ojalá me hubiera conocido antes de apuntarse a esa absurda expedición, sin retorno, a Marte. Que adoraba mi cuerpo barnizado de sudor y oscuridad.
Ayer lo vi en el telediario de Telecinco. Sonreía a las cámaras enfundado en su traje espacial, como de muñeco de Michelin.
Cómo me gustaría acompañarlo a ese mundo sin Polos derretidos. Sin Ministros de Hacienda. Sin habitaciones de hotel llenas de mentiras que se quedan a vivir en tu oreja izquierda, mientras que la derecha agoniza con el rugir de los motores que elevan su cohete hasta hacerlo desaparecer, sin piedad y sin remedio, en el horizonte de Cabo Cañaveral.
Ayer, de broma me dijeron en la SER que iban a tener que ponerme una placa o algo así. La verdad es que este año me he planteado seriamente intentar volver a ser finalista del REC, y puede que no lo consiga, pero oye...que no digan que no lo intento. Para el reto de las cien palabras me planteé hacer un relato sobre eso, sobre palabras, en este caso inventadas. Creo que intenté hacer un relato sobre la incomunicación en la pareja, pero...ha quedado graciosillo. Y sobre todo, os ha quedado una frase infernal para la próxima semana... En fin, aquí os dejo el micro y el audio, no sin antes agradeceros a los que habéis hecho que sobrepasemos el número de 25.000 visitas al blog. Gracias de verdad.
Guerra de neologismos
Serán solo cien palabras. Las esconde en su mesilla de noche. Durante el día, todas las que usa son inofensivas. Como por ejemplo “lavadora”, “macedonia” o “cucharón”. Las otras, las usa solo en la habitación. Si intento tocarla, abre su cajón y me grita: “Pilíapo” “Mustrode”, “Calíproce”…
Yo contraataco inventándole piropos: “Polimposa”, “Malíbula”…
Nunca funciona. Hoy decidí pedirle perdón. Así sin más. Se ha enfadado muchísimo. Ha sacado del cajón su peor insulto y lo ha silabeado furiosa: “PI-LI-CA-TRA-LLO”. Cuando se pone así, no hay manera. Lo que daría porque fuese ya de día y su dulce voz me susurrase “lavavajillas”, “espumadera” o “colesterol”.
Y el audio... Minuto 32
http://play.cadenaser.com/audio/001RD010000004048577/