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jueves, 14 de febrero de 2019

ABRAZOS

Según Iván Ferreiro hay gente que no deja que la quieran, que solo quiere que la abracen. 
Así que los que creen en Cupido y en San Valentín, es mejor que vayan a quererse y abandonen esta nube.
Para el resto, para los que prefieren los abrazos, os dejo este regalo: un micro que hoy ha resultado ganador mensual en La Microbiblioteca.
Aquí os dejo el micro, una ilustración de Xoana Penas (que sigue dibujando) y la canción de Ferreiro.



Dibujo de Xoana Penas Portabales




ABRAZOS

“¿Elena?” Susurró el nombre con timidez. Antes de sacarlo de su error ya me había abrazado y dado dos besos. Los abrazos de los desconocidos son como el sol de invierno. Fríos y desconcertantes. Cuando me di cuenta ya estábamos tomando un café. Me contó que se había divorciado. Que su hija vivía en Londres. Que me encontraba distinta. Y que continuaba con su estudio de arquitectura. Yo me limitaba a asentir.  Me preguntó por Fidel. Le dije que ya no estábamos juntos. Afirmó que el pelo corto me sentaba bien. Yo le dije que apenas lo encontraba cambiado a pesar de todos estos años. “¿Quince?”, me aventuré a preguntar. “Veinticuatro”, corrigió él. Durante un momento percibí la duda en sus ojos, cuando los fijó en los míos. La Elena que yo había decidido ser esquivó su mirada e insistió en pagar la cuenta. En su hotel, nuestros abrazos ya conocían la misma rutina que la de los viejos amantes. Mientras nos vestíamos, esquivamos nuestras miradas. Nos despedimos delante de un taxi. Me invitó a ir a Zaragoza. Le pregunté cuándo volvería a Pontevedra. Finalmente me dio un último abrazo, de esos que habitan aeropuertos y tanatorios, mientras me decía al oído: “Me llamo Manuel”


lunes, 14 de enero de 2019

ME GUSTA CONTAR

Me gusta contar historias. Y me gusta que las leáis. Que os gusten. Que le gusten a los jurados. Un placer volver a entrar en el libro de La Microbiblioteca, que ha seleccionado este microrrelato que habla de gente que no tiene nada más que hacer que contar los segundos para que la vida pase. Porque no les pasa nada. Me permitís ilustrarlo con un cuadro de mi hija, que es la talentosa de la familia.

Cuadro de Xoana Penas


Ábaco

Un, dos, tres, cuatro, sesenta. Un minuto, dos, tres… siete. Al dente. Saco los espaguetis del fuego. Llegarás en ocho minutos. Preparo la salsa. Tomate. Orégano. Pongo la mesa. Descuento. Cuatro, tres, dos, uno.  Tres timbrazos. Dos besos. Un abrazo. Me gusta contar. Aunque solo en las colas del supermercado hay paz. En la del médico huele a rabia y a desinfectante. Vivir es contar. Un, dos tres, cuatro, sesenta y vuelta a empezar. Un minuto, dos, sesenta. Una hora, dos tres, veinticuatro. Un día, dos, tres, treinta. Un mes. Una regla, otra regla. Un año, otro, treinta y nueve.
¿En qué piensas?
En nada.
Pienso en que la salsa solo lleva tomate. Me tocó el veintiocho en la carnicería. Los números rojos se deslizaban lentos. Diecisiete, dieciocho, diecinueve. Eran las dos menos diez. Salen a y cuarto. Veintiuno. Ya eran las dos. Solté la cesta. Corrí. Dos y diez. Me paré ante el colegio. Escuché el timbre. Se abrieron las puertas. Un niño, dos, tres, veinte, cincuenta, doscientos.
¿En qué piensas?
En nada.
Pienso en cómo desaparecen, día a día, uno a uno, con sus manitas aferradas a las de sus padres. Doscientos, cien, cincuenta, veinte, dos, uno.
Cero.
Nunca sobra ninguno.